29 dic 2014

A New Reality

'Remember when you dreamed
To see the way you wanted to be
Remember when you dreamed
To see the way you wanted to be...'


Una vez escribí que en México me faltaba encontrar un lugar a donde ir a buscar una rebanada de pastel a media tarde, un vestido para una fiesta, o un esquite con cacahuates japoneses. La verdad es que no encontré esos lugares, pero descubrí los lattes y croissants rellenos de chocolate de Manduca, los macaroons de La Balance y las pizzas del Perro Negro, entre muchas otras cosas más…

Ahora que vivo en Puebla (donde aparentemente no existen los macarrons, sino los macarrones en la sección de pastas de la zona gourmet de Liverpool), tendré que encontrar nuevos tesoros gastronómicos, mercados de pulgas y cafés que no sean mainstream (mientras tanto me conformaré con Starbucks, sólo porque es temporada de Pumpkin Spice Latte). Es decir, tendré que adaptarme a mi nueva vida en una nueva ciudad.

Cuando estaba en la prepa era mi sueño vivir en Puebla y estudiar en el hermoso campus de la Universidad de las Américas. Eso fue antes de pensar en una maestría o de querer trabajar con un arquistar en México, y mucho antes de meterme a trabajar en un medio de comunicación de arquitectura. Tal vez si hubiera cumplido ese sueño, no hubiera vivido todo lo que he vivido, tal vez nunca me habría ido de Puebla… y ahora, aquí estoy.

Es difícil cambiarse de casa, pero cambiarse de ciudad lo es más. Dejas atrás muchas cosas con las que has vivido por cierto tiempo y que naturalmente vas a extrañar. Te acostumbras a un estilo de vida, a “tus rumbos”, a no tener que agarrar un camión por una hora para ir a trabajar. Te acostumbras a las personas, tus compañeros de trabajo (los extraño), uno que otro amigo,  o hasta al saludo nocturno de los veladores del edificio de frente a tu casa; y cuando te encuentras en un sitio nuevo donde conoces a 3 personas (a las que por supuesto nunca ves porque tienen vidas y trabajos), no sabes cómo llegar a ningún sitio o dónde pedir trabajo, es normal sentirse frustrado (o eso me digo a mí misma).

Afortunadamente, todo en la vida tiene remedio y la mayoría de las veces, ese “remedio” es “cuestión de tiempo”. Me refiero a que toma tiempo adaptarse. A nadie le gustan los cambios (¿cambio de horario, alguien?), nos gusta la comodidad, la costumbre, somos criaturas de hábitos (¿o hablo por mí?). Pero a veces los cambios son buenos (¿makeover? Sí, por favor). El cambio es novedad… nuevas personas, nuevos sitios… nuevas oportunidades.

Por ahora me entusiasma la idea de estar entre mi hogar de la infancia y mi hogar de ensueño. Me entusiasma la idea de vivir en la misma ciudad que A, de tener un nuevo hogar juntos (el cuarto) y de descubrir los sitios escondidos del centro, los restaurantes de la Juárez y los tesoros del Parián y los Sapos.


1 comentario:

  1. Grss, debo confesar que me gusta leerte, aun te veo dentro de una serie de tv noventera haciendo loq muchos quisieran a los casi treinta. Te he perdido la pista pero aun te recuerdo con cariño! Besos y felices fiestas . Mariel

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